viernes, 29 de abril de 2011

Las puertas de lo imposible~~


Andaba hacia adelante, avanzaba y nunca se terminaba el camino. Me cansaba cada vez más, hasta que llegue a un lugar que nadie había alcanzado, un lugar que solo podía estar yo, parecía sacado de un sueño, ¿Y si era realmente un sueño?,¿Qué es realmente un sueño?. Los jardines estaban repletos de flores llenas de naturalidad y de la pureza de una primavera interminable, los árboles tenían un verde intenso junto a sus frutos tan coloridos. Había un pequeño lago, repleto de vida, el viento danzaba encima del agua con forma de una ninfa de ojos atrayentes te desnudaba la conciencia con una mirada, pudiendo observar los sentimientos de distintas maneras diferentes. La nostalgia, la melancolía, el ansia de descubrir que guardaban esos horizontes tan lejanos estaban presente en mí. La paz que se respiraba en aquel lugar era infinita, solo existían, la naturaleza y yo, lo imposible pero a la vez posible, la sabiduría y el creativismo de algo tan perfecto, la inocencia y lo agradable. Seguí andando dando más y más pasos, hasta que encontre en medio del bosque una simple puerta vieja. Con la incognita de saber que poseía detrás de ella, la abrí, mi sorpresa provocó la desilusión eterna de mi vida. El paisaje era penoso, los árboles estaban quemados, había cadaveres de animales atropellados por una carretera, estaba presente la desobediencia y la falta del respeto, el removimiento de conciencia y la maldad de personas sin inteligencia natural, alrededor se veía un ambiente negro y hostil, exceso de enfermedades y no podía ver esa paz, algo me ciegaba en ese instante.¿Cuál era el sueño y cuál era la realidad?¿Donde estará esa puerta para volver a ese camino interminable u imposible?

lunes, 11 de abril de 2011

La adolescencia en plena guerra civil~


Hoy, otro día más en esta tormenta de batallas seguidas, es un lunes, es una simple tortura el ver como hay familias rotas por el egoísmo y la testarudez de unos políticos. Salí de mi casa un momento para observar como se encontraba la calle, y de repente me encontré como un hombre decapitado andaba por las calles cubierto de sangre, el trauma que ocasionaba esto era mayor que el ver como se oían las balas. Me metí corriendo en el interior de mi casa, que aunque era pequeña, nos apañábamos con lo que teníamos, pan y algo de agua. En la radio solo se escuchaban más y más malas noticias. Por la noche, yo no podía evitar el miedo que tenía a esos civiles, porque no podía asumir que me pudiesen destruir la familia, daba vueltas y vueltas en la cama pero tenía que aguantar el llanto de mi hermano deseando probar algo de comida. Amanece y comienza otro día, un martes, me desperté por unas ratas que pasaron por encima de mi cama. Mi hermano enfermó por haber recibido un mordisco de una de ellos, lo que ocasionó su fallecimiento a la madrugada. Mis padres destrozados no podía evitar el dolor tan profundo que ocasionaba el perder a alguien de su propia carne y sangre. Todo era tan complicado, no pude probar ni un bocado de pan en todo el día. El miércoles empezó de una manera tan dolorosa y a la vez tan estupida, los piojos que teníamos de la poca higiene no nos dejaban descansar, mi padre se dedicaba a coleccionarlos metiéndolos en un bote. Este día tuvimos algo de suerte, los vecinos nos ofrecieron un plátano y dos patatas, para que nos aviásemos durante el resto de la semana. El plátano lo cortamos en trozos, y pudimos cenar un poco. La noche se nos hizo más amena, pero mi madre seguía pendiente de la radio para ver si recibía buenas noticias. Mi padre en cambio, intentaba ganarse la vida como podía, vendiendo viejas chatarras. Hasta que…Llega el jueves y un guardia civil entra dentro de nuestra casa y nos arrebata a mi padre, llevándoselo a un campo de trabajo forzado, mi madre y yo destrozadas, nos encerramos en nosotras mismas, sin dirigir ni una sola palabra de lo sucedido. Aún quedaba comida, sobraba la cáscara del plátano, y las patatas sin utilizar aún. La tarde fue muy dura, pero nos pusimos a coser unas bufandas, ya que ya estaba llegando el frío invierno. Hervimos las patatas y nos tomamos un caldo, acompañándolo con un trozo de pan, que nos encontramos de casualidad en un poyo de la ventana. El viernes se nos reventó el dolor, nos enteramos de que fusilaron a mi padre, las lágrimas cubrían nuestros ojos, ya habíamos perdido a dos personas de nuestra familia, nosotras solo nos quedaba la esperanza de que la guerra acabase en una etapa feliz. Pero todo iba empeorando, me separaron de mi madre llevándome a un lugar que solo habían chicas jóvenes, abusaban de mí, y me obligaban a comer la comida del suelo. No volví a saber nada más de mi madre, no podía evitar pensar el porqué de toda esta situación, el porque hacían tanto daño a las familias. El fin de semana, me dediqué a limpiar y a servir a los civiles, y a hacer cada cosa que me pedían. Solo me quedaba el pensar una cosa y era que esto tendría algún día una solución.