Epílogo.
La oscuridad lo acaparaba todo, fundiendo una noche fría y eterna en una pesadilla difícil de salir.
Escuché un susurro como si fuera una brisa de aire intentando comunicarme algo en mis oídos, todo era como una sinfonía, una pesadilla que me intentaba revelarme algún secreto.
Contra más andaba, más sucesos me ocurrían en ese misterioso lugar, era la mansión de los Lubertns, lugar donde nadie había pisado desde hace años.
Un crujido de madera era lo que escuche y en cuanto pasó eso, me recorrió un escalofrío por toda la espalda, corrí con todas mis fuerzas hacia un lugar donde me encontrase segura pero me encontré con alguien, una persona que guardaba grandes misterios difíciles de resolver.
Mi nombre es Marié Clondant y vivo en Inglaterra desde hace cinco años, tengo dieciséis años.
Mi madre cuando tenía doce años se volvió a casar y tuvo a mis dos hermanos; Frank y Williams, son mellizos y más pequeños que yo.
Yo sufrí un accidente con trece años que desde entonces escucho los pensamientos de las personas y puedo encontrar el significado de los movimientos animales.
Desde que me vine a vivir a Inglaterra, estoy algo intrigada con esa mansión de los Lubertns, me aumenta mis capacidades sobrenaturales algo de lo que no es normal en un lugar como aquel.
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