jueves, 25 de agosto de 2011

Hipnosis sin estar hipnotizada.


Dulce estrechez del pensamiento humano,
replica suspicaz de una bella dama atrapada
en el humo intenso de la duda.
Suave aliento de ternura hacia la caricia sobre
el precipicio de lo inútil en un mundo inventado.
El coraje de la sangre recorre cada vena hasta llegar
al océano de las montañas inquietadas de perlas
hipnotizadas en perfume amargo de claustrofobia.
La espuma de las olas de lo repulsivo,
hace que llueva palabras importantes,
para una conciencia gobernada por millones de sentimientos.
Un leve susurro confiesa que todo es una tormenta
realizada por la sensación de la felicidad encerrada.

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