martes, 30 de agosto de 2011

Rescate del castillo.


Enredadera de besos,
cristales rotos de fría conspiración

de un destino que lejos cayó.

Caricias en las manos,
tensión en las miradas,
cuyo brillo en los ojos resaltaba.

Roce de labios
sobre la cálida piel,

susto infame de él.

Sentimientos escondidos
tras
un poco de miel,
palabras tan dulces
pero poco comprendidas,
igual que una ráfaga de viento
en medio de un océano,
a nadie le llega y
nadie le hace caso.

Observando estrellas

se iluminó la tuya
en el cielo
de
un corazón solitario,
que oscuro estaba y,

ahora es iluminado.

Como un dragón
entre montañas,

encierro el sentimiento
en tal castillo,

para que el que se lo merezca,

me lo rescaté,
y me lleve a un reino
perdido
entre su destino y el mío.

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