El laberinto de la calma.-
Entré en aquel laberinto de dulzura y pasión,
ese laberinto del cúal nadie quiere salir por el simple hecho
de
parecer un paraíso de amor.
La rutina de la brisa conforma a la calma
cautivando el corazón de la dama.
Ese amor imposible se volvió su dia a dia
en su pensamiento,
deseando
cortar tierras para dar un paso
y besar aquel rostro inquieto.
Y otros cuatro
meses pasarón
desde el principio de aquella novela romántica
que a la
calma volvierón pero juntos seguían
en ese laberinto de amor, pasión y
calma.
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