martes, 19 de junio de 2012

Calla al espejo.

Un nombre deslizándose sobre las teclas de un piano,
sabiduría del mañana que vuela a través de un globo.
La blancanieves se volvió gótica en su cuento y
la bella durmiente se quedó en coma, de mientras 
a Cenicienta le hace falta un transplante de corazón.
Caen rosas desde el techo y caricias en los sueños,
cuando se cierra la caja de música el cielo refleja sus
nubes en el océano. 
Una máscara veneciana desteñida, un paseo en barco
por la nada, veneno pero dulce y adictivo, susceptible
instante de expresión estúpida.
Escondites peores que una droga. 
Robaré el último beso a mi rutina, robaré media luna
para encalomarme en mi estancia de sentimientos.


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