viernes, 10 de junio de 2011

La curiosidad mató al pensamiento.


Detrás de un susurro de perfume a rosas
existía una fría y tierna sensación del amor pasado,
y el miedo era el abrazo de la brisa sobre una piel lisa y blanca.
Las huellas sobre el hielo, se derretían delante del caluroso
romance de unos adolescentes enamorados junto a la
locura de tener el pensamiento de algo eterno y sincero.
Las piedras se rompían cuando oían los pasos de los tacones
femeninos de una bella dama que portaba un vestido
elegante pero excelente, mientras aquellos jovenes coqueteaban
sentados en un banco donde solo se sentaban personas de clase alta.
La curiosidad mató al pensamiento, de si era algo diferente
compartir el amor en un lugar de un nivel alto.
Los modales de aquella dama, sorprendió a aquellos jovenes,
pero la dama nunca conoció al amor e intentaba atraer a los
muchachos con su manera de actuar, pero en cambio solo recibía soledad.
Pero aunque ellos, no tuviesen tantos modales, estaban seguros
de que su amor seguiría siendo puro y con modales o sin ellos, estarían juntos.

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